Ya caído el Imperio Romano en desgracia, fuimos “visitados” durante casi 800 años, por otra cultura innegable, los árabes o, por provenir del norte de África, del magreb, los denominados coloquialmente “moros” o magrebíes que invadieron la casi totalidad de la península ibérica, y en nuestro caso, edificaron el Castillo de Peñarroya. Fue en el año 1198 cuando llega a la región la Orden de San Juan de Jerusalem, también conocida posteriormente como Orden de los Caballeros de Malta, y junto con la Orden de Santiago, como cualquier Orden religiosa militar y europea de la época, llegan con un objetivo fundamental consistente en expulsar al invasor musulmán o “infiel” según los catalogaban ellos en aquél entonces, y con este fin reconquistan la fortaleza en el año 1215. La leyenda cuenta que tras tomar la fortaleza se encontró la imagen de Nuestra Señora de Peñarroya, venerada desde entonces por los vecinos de Argamasilla de Alba y La Solana, que comparten la Patrona.
En realidad, habida cuenta que la Iglesia era el grupo de poder más importante en la Europa Medieval, las gestas para expulsar al “infiel” consistieron más en muestras de poderío militar y político y en un intento de conservar dicho poder, que una contienda meramente religiosa. Y así se convirtió Argamasilla de Alba, con el Castillo de Peñarroya y la monumental Iglesia de San Juan Evangelista, en el más importante centro de poder de la Orden de San Juan de Jerusalem. En el siglo XIV Peñarroya era aún, sin duda, la encomienda más importante de la Orden de San Juan desde el punto de vista económico. Se trataba de una fortaleza para garantizar el aprovechamiento económico del territorio, arrendamiento de pastos, cobro de impuestos y protección de pobladores pacíficos, a la vez que almacén de bienes o “caja fuerte” de la Orden. Situado estratégicamente sobre un acantilado, en el que se construyó la presa del embalse de Peñarroya, el castillo conserva:
• En el exterior: camino de acceso medieval, humilladero y foso. Recientemente se han encontrado en el exterior, una necrópolis de rito islámico y un campo de silos de cronología indeterminada.
• En el interior: antemuralla, liza, muralla medieval principal, torre del homenaje, ermita del siglo XVII (de marcado estilo barroco decadente en cuyo interior se encuentran pinturas a ambos lados del altar mayor, destacando también el retablo churri-gueresco, el camarín de la virgen, el coro y una extraordinaria talla del siglo XVII que primitivamente estuvo emplazada en el convento de los Mercedarios de Argamasilla de Alba), patio de armas, ermita del siglo XII y aljibe medieval.
Así estuvieron las cosas hasta que allá por finales del siglo XIV, no se sabe si empezando corrientes de especulación inmobiliaria 😊, esta Orden decidió trasladar su centro de poder a la cercana población de Consuegra, donde estableció su sede en el maravilloso castillo que domina la Villa y que era de su propiedad desde que le fuera donado en 1183, y consecuencia inmediata de este desplazamiento, entre otras cosas, fue que la construcción de la mencionada monumental iglesia de San Juan Bautista se quedara sin financiación y consecuentemente inacabada hasta nuestros días.